Formação em Psicanálise

Objetivo do Programa: Promover articulações da Psicanálise com as práticas nos campos das ciências humanas, sociais, educação e da saúde.
Enfatizando a fundamentação científica e a pesquisa, possibilitando o aprofundamento da Teoria e Prática Psicanalítica e as interfaces do saber no enfoque psicanalítico.
Agora em Colatina – ES com início em 10 de setembro de 2016
Breve em Curitiba – Paraná
Fale conosco e seja sempre muito bem vindo. – (ely silmar vidal – Fones: DDD (041) 8514-8333 (OI) – 9820-9599 (TIM) – 9109-8374 (VIVO) – 9821-2381 (CLARO e WHATSAPP))

O fim da carreira criminosa do “companheiro Rainha”

José Rainha Júnior, o ex-líder do MST que ganhava a vida fácil invadindo propriedade alheia, foi condenado na semana passada pela Justiça Federal da cidade paulista de Presidente Prudente a 31 anos e cinco meses de prisão. Os crimes que cometeu, segundo o Ministério Público Federal, são: extorsão, estelionato e formação de quadrilha, e estão estritamente ligados às invasões que ele promovia – fica explicado assim porque se falou em ganhar a vida facilmente: Rainha usava trabalhadores rurais para sitiar propriedades e extorquir seus proprietários. Mais: de acordo com a acusação, ele chantageou em R$ 70 mil empresas de agrotóxicos, ameaçando incendiar canaviais caso não lhe dessem o dinheiro.
por Antonio Carlos Prado e Elaine Ortiz – 26/06/15 -./istoe.com.br/424733_O+FIM+DA+CARREIRA+CRIMINOSA+DO+COMPANHEIRO+RAINHA+/

Opinión: Cómo Lula da Silva defraudó al mundo

Durante el fin de semana, los Juegos Olímpicos de 2016 se inauguraron en Rio sin incidentes mayores. Esto parece casi un milagro después de semanas de informes desalentadores sobre construcciones de mala calidad, fuerzas de seguridad mal preparadas y congestiones de tráfico monumentales. Está por verse si deportistas, visitantes y residentes locales pueden pasar las próximas dos semanas sin una catástrofe.

No se suponía que iba a ser así. Cuando en 2009 Rio ganó el derecho a ser la ciudad anfitriona de estos Juegos tampoco se contemplaba que Brasil se vería como se ve hoy, con un déficit presupuestario equivalente a 8% del Producto Interno Bruto, una inflación cercana a 10%, dos años de contracción económica y un pozo negro de escándalos de corrupción.

En 2009, Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores, llevaba más de seis años al frente del país y era una especie de estrella mundial del rock. Su retórica denigraba el liberalismo económico de los años 90 mientras promovía una nueva y mejorada marca de socialismo con un toque de samba.

Buena parte de la región compró la versión 2.0 de Estado grande que vendió Lula da Silva. Las preocupaciones sobre el regreso del populismo latinoamericano de corte izquierdista y su potencial amenaza al espíritu empresarial y al crecimiento económico fueron respondidas con afirmaciones de que esta vez sería diferente.

Lula da Silva era un hombre de izquierda, pero no era Hugo Chávez, explicaba la creencia popular. Una portada de 2009 de la revista The Economist tenía el título de Brasil despega. El artículo citaba una proyección de la consultora PwC que decía que para 2025 São Paulo sería la quinta ciudad más rica del mundo. En su mayoría los expertos estuvieron de acuerdo: Brasil estaba en camino de asumir el lugar que le correspondía como una superpotencia económica global.

En 2011, después de dos mandatos, Lula da Silva dejó la presidencia, que quedó en manos de su sucesora Dilma Rousseff, también del PT. Se suponía que los Juegos Olímpicos de 2016 habrían de mostrar el paraíso socialista que habían cultivado: una utopía urbana que mezclaba vivienda asequible, grandes empresas industriales nacionales y redes ordenadas de transporte público para proporcionar una experiencia de vida tranquila y ambientalmente certificada.

En lugar de eso, apenas semanas antes de la inauguración los lavamanos se desprendían de las paredes en la Villa Olímpica. La delegación de Australia abandonó el lugar luego de haber encontrado, entre otras cosas, cables eléctricos expuestos cerca de charcos de agua.

La Bahía de Guanabara, donde se llevan a cabo las competencias de natación al aire libre y náutica, es un gigantesco cultivo de bacterias. Una nueva línea de metro que se suponía llevaría a los visitantes a los Juegos termina casi 13 kilómetros antes del destino final prometido.

La empresa de seguridad que fue contratada para requisar a los espectadores fue despedida hace 10 días por no cumplir con el contrato. Los organizadores pasaron apuros la semana para contratar y capacitar un equipo de reemplazo.

El mundo parece anonadado. No debería estarlo. Rio es un microcosmos del Brasil de Lula, donde la burocracia dirige las cosas de arriba abajo y los seres humanos son algo que se considera por añadidura. Lo único que falta en la analogía de Rio, hasta ahora, es la corrupción que floreció a nivel federal durante los 14 años de gobierno del PT.

Los políticos de Brasil aspiran a la grandeza del primer mundo pero insisten en preservar instituciones del tercer mundo. No es porque no entiendan la eficacia de las instituciones independientes y los pesos y contrapesos. Es precisamente porque la entienden.

El presidente Fernando Henrique Cardoso, del Partido de la Social Democracia Brasileña, fue una excepción a la regla. Durante su mandato de ocho años antes de Lula da Silva, Brasil descubrió la estabilidad macroeconómica usando políticas responsables del banco central, un tipo de cambio flotante y la meta de superávits fiscales. El banco central adoptó una mayor transparencia, previsibilidad y una meta de inflación, lo que generó confianza entre los mercados. El banco central también asumió un papel de supervisor de los bancos estatales para evitar el exceso de financiación del Estado o sus compinches.

Durante el gobierno de Lula da Silva y luego en el de Rousseff —quien ganó las elecciones en 2010 y 2014— el compromiso con la disciplina fiscal se erosionó gradualmente. La estatal Caixa Econômica Federal y el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) expandieron rápidamente el crédito. Esto era arriesgado y tenía el potencial de aumentar la inflación, pero el banco central ignoró el problema.

Mientras Lula da Silva y luego Rousseff promovían Brasil como un país de clase mundial, hicieron poco por reducir la carga del gobierno sobre los emprendedores. La clasificación del Banco Mundial de 2016 sobre la facilidad de hacer negocios en 189 países coloca a Brasil en el puesto 174 en la categoría de “apertura de una empresa”, 169 en la de “obtención de permisos de construcción”, 130 en “registro de la propiedad”, 178 en el “pago de impuestos” y 145 en “comercio transfronterizo”. Esto no suena a superpotencia.

A finales de julio, Lula da Silva fue acusado por un tribunal federal de Brasil de obstrucción a la justicia en una investigación de corrupción. Rousseff enfrenta un juicio político de destitución por maquillar las cuentas del gobierno y actualmente está bajo el enjuiciamiento del Senado. Si el fraude político por llevar a una nación a la ruina fuera un delito, los dos ya habrían sido condenados.

Escriba a O’Grady
(La presidenta Dilma Rousseff, durante un discurso en mayo, junto con el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva. PHOTO: ZUMA PRESS) – Por MARY ANASTASIA O’GRADY – 07/08/2016
-./lat.wsj.com/articles/SB10567924150949054683404582237930684539446?tesla=y

Preciosidade – (Damares)

Muitos olham pra você
E não conseguem ver o teu valor
Te criticam, te desprezam
Por não conhecer o seu interior
Mas não sabem a história linda
Que Deus escreveu para sua vida
Simplesmente uma pedra preciosa no meio do barro
Porém escondida
Mas o garimpeiro tanto, tanto insistiu
Que no meio do barro ele viu a pedra escolhida

Não ouça o inimigo, está dizendo “você já perdeu”
Pois você é uma preciosidade, garimpada por Deus
Quem olha seu exterior, não vê nenhum valor
Mas quem sabe o quanto você vale é o lapidador
Tirou você do barro, nas águas do Espírito lavou
Entre os cascalhos, uma pedra linda o senhor achou
Um diamante bruto que caiu nas mãos do lapidador
Deus não vê como o homem vê, você tem valor

Quantas vezes maltratado, perseguido e humilhado
Mas você tem valor
Esquecido, desprezado, traído e machucado
Mas você tem valor
Preciosidade jamais esquecida pelo seu criador
Entre os chamados tu és escolhido, amado do senhor
Você é amado do senhor

Não ouça o inimigo, está dizendo “você já perdeu”
Pois você é uma preciosidade, garimpada por Deus
Quem olha seu exterior não vê nenhum valor
Mas quem sabe o quanto você vale é o lapidador
Tirou você do barro nas águas do Espírito lavou
Entre os cascalhos, uma pedra linda o senhor achou
Um diamante bruto que caiu nas mãos do lapidador
Deus não vê como o homem vê, você tem valor

Quantas vezes maltratado, perseguido e humilhado
Mas você tem valor
Esquecido, desprezado, traído e machucado
Mas você tem valor
Preciosidade jamais esquecida pelo seu criador
Entre os chamados tu és escolhido, amado do senhor

Quantas vezes maltratado, perseguido e humilhado
Mas você tem valor
Esquecido, desprezado, traído e machucado
Mas você tem valor
Preciosidade jamais esquecida pelo seu criador
Entre os chamados tu és escolhido
Amado do senhor, amado do senhor

Em uma rica interpretação, este rapaz, nos mostra o quanto um adorador pode fazer a diferença, quando ele está cantando para a honra e para a glória do Eterno e Poderoso Deus.

“Eu sou o SENHOR; este é o meu nome; a minha glória, pois, a outrem não darei, nem o meu louvor, às imagens de escultura.” (Is 42:8)

Infelizmente muitos ainda estão buscando honras e glórias para si, mas nos faz bem ouvir um adorador como este rapaz.
Que Deus abençoe a cada um, em nome do Pai, do Filho e do Espírito Santo, amém e amém! – (apóstolo ely silmar vidal)

Caminhada pela fé

Se você tem a impressão de que você vai ser grande por causa de alguma realização que você conquistou, mas que abriga atitudes erradas, você vai ter um choque terrível. A grandeza vem nas atitudes espirituais suaves de humildade e perdão para com os outros. José nos apresenta um exemplo magnânimo. Como ele perdoou admiravelmente, quão generoso foi, na sua misericórdia.

É preciso ser Deus para endireitar o coração. Quando eu tenho uma atitude errada, eu olho a vida humana com um olhar humano. Quando eu tenho uma atitude correta, eu a vida olho do modo divino. Essa é a verdadeira beleza da vida de José. Esse é o núcleo da verdade que sua vida representa. Ele foi grande, principalmente por causa de sua atitude.

E há lições específicas que se originam dessa única verdade. Deixe-me oferecer, pelo menos, três para sua consideração.

Primeiro: Quando eu sou capaz, pela fé, de ver o plano de Deus na minha localização, a minha atitude será correta. Deus me enviou. . . Deus me enviou. . . Deus me enviou. Só depois que você puder relaxar e ver Deus em sua localização atual, você será útil para Ele. Uma atitude teológica positiva vai fazer maravilhas para a sua latitude geográfica.

Segundo: Quando eu sou capaz, pela fé, de sentir a mão de Deus na minha situação, minha atitude será correta. Eu não começo o dia rangendo os dentes, perguntando: “Por que eu tenho que ficar nesta situação?” Em vez disso, eu creio que Ele me fez do jeito que eu sou e me colocou onde estou para fazer o que Ele planejou para eu fazer.

Terceiro: Quando eu sou capaz, pela fé, de aceitar tanto a localização quanto a situação como bons, mesmo quando houve mal no processo, a minha atitude será correta. Quando eu posso dizer com José: “mas Deus o tornou em bem”, então eu me tornarei um troféu da graça.

José nos mostra que a única maneira de encontrar a felicidade na labuta da vida é fazendo-o pela fé. Uma vida preenchida pela fé significa toda a diferença na forma como vemos tudo ao nosso redor. Ela afeta nossas atitudes para com as pessoas, para com o local, para com a situação, para com as circunstâncias, para com nós mesmos. Só então os nossos pés tornam-se prontos para fazer o que é certo.

Você diz que quer ser considerado grande algum dia? Aqui está o segredo: caminhe pela fé, confiando que Deus renova a sua atitude. – Charles R. Swindoll

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Primeiro: Quando eu sou capaz, pela fé, de ver o plano de Deus na minha localização, a minha atitude será correta. Deus me enviou. . . Deus me enviou. . . Deus me enviou. Só depois que você puder relaxar e ver Deus em sua localização atual, você será útil para Ele. Uma atitude teológica positiva vai fazer maravilhas para a sua latitude geográfica.

Segundo: Quando eu sou capaz, pela fé, de sentir a mão de Deus na minha situação, minha atitude será correta. Eu não começo o dia rangendo os dentes, perguntando: “Por que eu tenho que ficar nesta situação?” Em vez disso, eu creio que Ele me fez do jeito que eu sou e me colocou onde estou para fazer o que Ele planejou para eu fazer.

Terceiro: Quando eu sou capaz, pela fé, de aceitar tanto a localização quanto a situação como bons, mesmo quando houve mal no processo, a minha atitude será correta. Quando eu posso dizer com José: “mas Deus o tornou em bem”, então eu me tornarei um troféu da graça.

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Primeiro: Quando eu sou capaz, pela fé, de ver o plano de Deus na minha localização, a minha atitude será correta. Deus me enviou. . . Deus me enviou. . . Deus me enviou. Só depois que você puder relaxar e ver Deus em sua localização atual, você será útil para Ele. Uma atitude teológica positiva vai fazer maravilhas para a sua latitude geográfica.

Segundo: Quando eu sou capaz, pela fé, de sentir a mão de Deus na minha situação, minha atitude será correta. Eu não começo o dia rangendo os dentes, perguntando: “Por que eu tenho que ficar nesta situação?” Em vez disso, eu creio que Ele me fez do jeito que eu sou e me colocou onde estou para fazer o que Ele planejou para eu fazer.

Terceiro: Quando eu sou capaz, pela fé, de aceitar tanto a localização quanto a situação como bons, mesmo quando houve mal no processo, a minha atitude será correta. Quando eu posso dizer com José: “mas Deus o tornou em bem”, então eu me tornarei um troféu da graça.

Lula, você é o cara

Você é o cara que esteve por dois mandatos à frente desta nação e não teve coragem nem competência para implantar reforma alguma neste país, pois as reformas tributárias e trabalhistas nunca saíram do papel, e a educação, a saúde e a segurança estão piores do que nunca.

Você é o cara que mais teve amigos e aliados envolvidos, da cuéca ao pescoço, em corrupção e roubalheira, gastando com cartões corporativos e dentro de todos os tipos de esquemas.

Você é o cara que conseguiu inchar o Estado brasileiro com tantos e tantos funcionários e ainda assim fazê-lo funcionar pior do que antes.

Você é o cara que mais viajou como presidente deste país, tão futilmente e às nossas custas.

Você é o cara que aceitou todas as ações e humilhações contra o Brasil e os brasileiros diante da Argentina, Bolívia, Equador, Paraguai e outros.

Você é o cara que, por tudo isso e mais um monte de coisas, transformou este país em um lugar libertino e sem futuro para quem não está no grande esquema.

Você é o cara que transformou o Brasil em abrigo de marginais internacionais, negando-se, por exemplo, a extraditar um criminoso para um país democrático que o julgou e condenou democraticamente.

Você é o cara que transformou corruptos e bandidos do passado em aliados de primeira linha.

Você é o cara que está transformando o Brasil num país de parasitas e vagabundos, com o Bolsa-Família, com as indenizações imorais da “bolsa terrorismo”, com o repasse sem limite de recursos ao MST, o maior latifúndio improdutivo do mundo e abrigo de bandidos e vagabundos que manipulam alguns verdadeiros colonos.

É, Lula! Você é o cara…

É o cara-de-pau mais descarado que o Brasil já conheceu.

Olavo de Carvalho (pela transcrição) – Diário do Comércio, 03/09/2009 -.olavodecarvalho.org/semana/090903dc.html
Não sei quem é Caio Lucas nem por quais vias este seu escrito admirável veio parar na minha caixa postal. O que não posso é deixar de repassar aos leitores do Diário do Comércio a sua mensagem, na qual os devotos do nosso presidente encontrarão as respostas objetivas aos seus arrebatamentos retóricos de sicofantas compulsivos. Não há neste artigo, o qual aqui transcrevo com duas ou três correçõezinhas de português que em nada afetam o seu conteúdo, uma só linha que não traga uma verdade incontestável. Parabéns, Caio Lucas, seja lá você quem for. – O. de C.

Os escândalos do PT desde o início da era Lula e o terremoto com a Lava-Jato

Vídeo de Waldomiro Diniz cobrando propina para campanha, em 2004, iníciou série de abalos no partido. Assessor da Presidência era ligado ao bicheiro Carlinhos Cachoeira

Um vídeo com Waldomiro Diniz, então assessor da Presidência para assuntos parlamentares, deu início, em fevereiro de 2004, à série de escândalos envolvendo o Partido dos Trabalhadores após Luiz Inácio Lula da Silva assumir a Presidência da República, no ano anterior. Waldomiro foi afastado do cargo depois da divulgação de imagens em que aparece cobrando propina para arrecadar dinheiro para a campanha eleitoral do partido, em 2002, quando era presidente da Loterj – Loteria do Estado do Rio de Janeiro. No decorrer do processo, descobriu-se que ele também era ligado ao bicheiro Carlinhos Cachoeira, empresário preso por acusações de envolvimento no crime organizado e corrupção.
Pouco mais de um ano depois, em 15 de junho de 2005, o deputado Roberto Jefferson (PTB-RJ), da base aliada do governo, detalhou, no Conselho de Ética da Câmara, em depoimento transmitido ao vivo pela TV, o esquema de corrupção que consistia na compra de votos comandado pelo governo do PT, o mensalão. Ele acusou, entre outros altos dirigentes petistas, o ministro-chefe da Casa Civil, José Dirceu. Deputados eram periodicamente pagos com dinheiro público, desviado com a ajuda do ex-tesoureiro do PT Delúbio Soares e do operador, o publicitário Marcos Valério.
Dirceu foi demitido da Casa Civil em 21 de junho, mas continuou sua vida pública como deputado federal (PT-SP). No entanto, em 30 de novembro, a Câmara dos Deputados cassou o seu mandato por quebra de decoro, com 293 votos a favor e 193 contra.
Em meados de setembro de 2006, um novo escândalo iria abalar o PT: a Polícia Federal prendeu dois integrantes do partido (chamados posteriormente, de “aloprados” por Lula) que tentavam negociar um falso dossiê que ligava José Serra e Geraldo Alckmin — candidatos tucanos ao governo de São Paulo e à Presidência, respectivamente — ao Escândalo dos Sanguessugas. Esta operação da Polícia Federal, deflagrada em 4 de maio de 2006, investigava fraude em licitação de compra de ambulâncias para municípios e pôs na cadeia os deputados Bispo Rodrigues (PFL-RJ) e Ronivon Santiago (PP-AC).
Um dos “aloprados” era Hamilton Lacerda, ex-assessor de Aloizio Mercadante, do PT, também candidato ao governo de São Paulo. A PF apreendeu ainda com os petistas R$ 1,7 milhão em notas de real e dólar, cujas imagens foram vazadas em 29 de setembro para a imprensa, a dois dias das eleições.
Em junho de 2011, no primeiro ano do mandato da presidente Dilma Rousseff, houve a primeira turbulência no governo. Pela segunda vez, Antonio Palocci foi demitido do cargo de ministro-chefe da Casa Civil, dessa vez, sob suspeita de enriquecimento ilícito e tráfico de influência como consultor, no período em que era deputado. Em 27 de março de 2006, Palocci havia sido demitido da Casa Civil após ter sido acusado pelo presidente da Caixa Econômica, Jorge Mattoso, de participação na quebra ilegal do sigilo bancário do caseiro Francenildo Costa. Em seguida, Dilma iniciou uma “faxina” nos ministérios que seguiu até 2012. Perderam o cargo sob suspeita de malfeitos os ministros Wagner Rossi (Agricultura), Orlando Silva (Esporte), Pedro Novais (Turismo) e Mário Negromonte (Cidades).
Em 22 de outubro de 2012, oito anos após a explosão do escândalo do mensalão, José Dirceu, José Genoino e Delúbio Soares, todos integrantes da cúpula do PT, foram condenados pelo Supremo Tribunal Federal (STF) por corrupção ativa e formação de quadrilha. Em agosto de 2014, Genoino pediu progressão de regime e passou a cumprir a pena em casa, assim como Delúbio e Dirceu.
Mas todos os escândalos até então descobertos seriam ofuscados pela Operação Lava-jato, deflagrada em 17 de março de 2014, tendo à frente o juiz Sérgio Moro, a Polícia Federal e o Ministério Público Federal. Suas investigações, desdobradas em fases, levaram à descoberta do maior escândalo de corrupção do país, com o foco inicial no desvio de recursos da Petrobras. Cerca de R$ 2,9 bilhões já foram recuperados. Incentivados pela delação premiada, réus disseram que parte da propina do esquema ia para o PT.
Acusado de receber propina de contratos da Petrobras para o PT, em doações oficiais e em espécie, o ex-tesoureiro do partido João Vaccari Neto foi preso, na 10ª fase da operação, em abril de 2015, e condenadoa dez anos de prisão pelo juiz Sérgio Moro, em setembro. Na 23ª fase da Operação Lava-Jato, chamada de Acarajé, o marqueteiro das campanhas de Dilma e Lula, João Santana, foi preso junto com a sua mulher, Mônica Moura, em 22 de março de 2016. Eles são acusados de receber propina no exterior, repassada pela Odebrecht, uma das empreiteiras envolvidas no escândalo.
Poucos dias depois, chegaram à imprensa acusações do ex-líder do governo, senador Delcídio Amaral, contra Dilma e Lula no escândalo da Petrobras. Em sua delação premiada, o senador disse que ambos teriam atuado para atrapalhar as investigações da Lava-Jato. Delcídio havia sido preso em flagrante, em dezembro de 2015, ao tentar comprar o silêncio do delator Nestor Cerveró, executivo da Petrobras entre 1975 e 2014.
Na 24ª fase da operação, o ex-presidente Luiz Inácio Lula da Silva foi alvo da Polícia Federal. Em 4 de março de 2016, ele foi levado, coercitivamente, de seu apartamento em São Bernardo do Campo (SP) para prestar depoimento numa sala da PF no aeroporto de Congonhas. Sua relação com empreiteiras é investigada. Filhos de Lula e o braço-direito Paulo Okamoto também são alvos da operação.

Leia mais sobre esse assunto em -./acervo.oglobo.globo.com/em-destaque/os-escandalos-do-pt-desde-inicio-da-era-lula-o-terremoto-com-lava-jato-18824010#ixzz4DAlneXhf – © 2016.

Escrito na porta de um Consultório Médico

A enfermidade é um conflito entre a personalidade e a alma.
O resfriado escorre quando o corpo não chora.
A dor de garganta entope quando não é possível comunicar as aflições.
O estômago arde quando as raivas não conseguem sair.
O diabetes invade quando a solidão dói.
O corpo engorda quando a insatisfação aperta.
A dor de cabeça deprime quando as duvidas aumentam.
O coração desiste quando o sentido da vida parece terminar.
A alergia aparece quando o perfeccionismo fica intolerável.
As unhas quebram quando as defesas ficam ameaçadas.
O peito aperta quando o orgulho escraviza.
A pressão sobe quando o medo aprisiona.
As neuroses paralisam quando a “criança interna” tiraniza.
A febre esquenta quando as defesas detonam as fronteiras da imunidade.
Os joelhos doem quando o orgulho não se dobra.
O câncer mata quando não se perdoa e/ou cansa de viver.
E as dores caladas? Como falam em nosso corpo?
A enfermidade não é má, ela avisa quando erramos a direção.
O caminho para a felicidade não é reto, existem curvas chamadas Equívocos.
Existem semáforos chamados Amigos.
Luzes de precaução chamadas Família.
Ajudará muito ter no caminho uma peça de reposição chamada Decisão.
Um potente motor chamado Amor.
Um bom seguro chamado FÉ.
Abundante combustível chamado Paciência.
Mas há um maravilhoso Condutor e solucionador chamado DEUS!

A palavra não sabe o que diz – (Viviane Mosé)

Eu queria dizer uma coisa que eu não posso sair dizendo por aí… É que eu tenho medo que as pessoas desequilibrem de si, que elas caiam delas mesmas quando eu disser. Eu descobri que a palavra não sabe o que diz.. A palavra delíra, a palavra diz qualquer coisa. A verdade é que a palavra nela mesma, em si própria não diz nada. Quem diz é o acordo estabelecido entre quem fala e quem ouve. Quando existe acordo existe comunicação. Quando esse acordo se quebra ninguém diz mais nada, mesmo usando as mesmas palavras…

A palavra é uma roupa que a gente veste. Uns usam palavras curtas, outros usam roupas em excesso…existem os que jogam palavras fora, pior são os que usam em desalinho, uns usam palavras caras, outros ostentam palavras raras, tem quem nunca troca, tem quem usa dos outros. A maioria não sabe o que veste. Alguns sabem mas fingem que não, e tem quem nunca usa a roupa certa para a ocasião, tem os que se ajeitam bem com poucas peças, outros se enrolam em vocabulário de muitas, tem gente que estraga tudo que usa… e você? quais palavras você veste?? E aí eu fiz uma receita… se a palavra é uma roupa …eu falei: mas a palavra tá suja demais… a gente usa as mesmas palavras o tempo inteiro… as palavras estão engurduradas… então eu falei: – receita pra lavar palavras sujas:
Mergulhar a palavra suja em água sanitária.
depois de dois dias de molho, quarar ao sol do meio dia.
Algumas palavras quando alvejadas ao sol
adquirem consistência de certeza. Por exemplo, a palavra vida.
Existem outras, e a palavra amor é uma delas,
que são muito encardidas pelo uso, o que recomenda esfregar e bater insistentemente na pedra, depois enxaguar em água corrente.
São poucas as que resistem a esses cuidados, mas existem aquelas.
Dizem que limão e sal tira sujeira difícil, mas nada.
Toda tentativa de lavar a piedade foi sempre em vão.
Agora nunca vi palavra tão suja como perda.
Perda e morte na medida em que são alvejadas
soltam um líquido corrosivo, que atende pelo nome de amargura,que é capaz de esvaziar o vigor da língua.
O aconselhado nesse caso é mantê-las sempre de molho
em um amaciante de boa qualidade. Agora, se o que você quer é somente aliviar as palavras do uso diário, pode usar simplesmente sabão em pó e máquina de lavar.
O perigo neste caso é misturar palavras que mancham
no contato umas com as outras.
Culpa, por exemplo, a culpa mancha tudo que encontra e deve ser sempre alvejada sozinha.
Outra mistura pouco aconselhada é amizade e desejo, já que desejo, sendo uma palavra intensa, quase agressiva, pode, o que não é inevitável, esgarçar a força delicada da palavra amizade.
Já a palavra força cai bem em qualquer mistura.
Outro cuidado importante é não lavar demais as palavras
sob o risco de perderem o sentido.
A sujeirinha cotidiana, quando não é excessiva,
produz uma oleosidade que dá vigor aos sons.
Muito importante na arte de lavar palavras
é saber reconhecer uma palavra limpa.
Conviva com a palavra durante alguns dias.
Deixe que se misture em seus gestos, que passeie
pela expressão dos seus sentidos. À noite, permita que se deite, não a seu lado mas sobre seu corpo.
Enquanto você dorme, a palavra, plantada em sua carne,
prolifera em toda sua possibilidade.
Se puder suportar essa convivência até não mais
perceber a presença dela, então você tem uma palavra limpa.
Uma palavra LIMPA é uma palavra possível.

O banquete da Sabedoria

Quer participar do banquete da sabedoria? Então te mecha, estude, pesquise, consulte, em especial, aos que podem saber mais que você, porque, se assim não proceder, recairás, exatamente no que diz:

“O meu povo foi destruído, porque lhe faltou o conhecimento; porque tu rejeitaste o conhecimento, também eu te rejeitarei, para que não sejas sacerdote diante de mim; visto que te esqueceste da lei do teu Deus, também eu me esquecerei de teus filhos.” (Os 4:6)

E caso isto suceda, entenderá, quanto mal tem feito à tua vida, justamente por ignorar, ou menosprezar o conhecimento, que conduz à sabedoria.

“A sabedoria já edificou a sua casa, já lavrou as suas sete colunas.
Já sacrificou as suas vítimas, misturou o seu vinho e já preparou a sua mesa.
Já deu ordens às suas criadas, já anda convidando desde as alturas da cidade, dizendo:
Quem é simples volte-se para aqui. Aos faltos de entendimento diz:
Vinde, comei do meu pão e bebei do vinho que tenho misturado.
Deixai os insensatos, e vivei, e andai pelo caminho do entendimento.
O que repreende o escarnecedor afronta toma para si; e o que censura o ímpio recebe a sua mancha.
Não repreendas o escarnecedor, para que te não aborreça; repreende o sábio, e amar-te-á.
Dá instrução ao sábio, e ele se fará mais sábio; ensina ao justo, e ele crescerá em entendimento.
O temor do SENHOR é o princípio da sabedoria, e a ciência do Santo, a prudência.
Porque, por mim, se multiplicam os teus dias, e anos de vida se te acrescentarão.
Se fores sábio, para ti sábio serás; e, se fores escarnecedor, tu só o suportarás.
A mulher louca é alvoroçadora; é néscia e não sabe coisa alguma.
E assenta-se à porta da sua casa ou numa cadeira, nas alturas da cidade,
para chamar os que passam e seguem direito o seu caminho.
Quem é simples, volte-se para aqui. E aos faltos de entendimento diz:
As águas roubadas são doces, e o pão comido às ocultas é suave.
Mas não sabem que ali estão os mortos, que os seus convidados estão nas profundezas do inferno.” (Pv 9:1-18)

Mas, tendo ouvido aos anciãos, tendo lido os livros que te podem orientar, tendo dado ouvidos às coisas boas, às palavras certas, então, finalmente, te sentarás à mesa e usufruirás das delícias de ser um dos convidados da grande mesa do banquete da sabedoria.
E o principal da sabedoria é temer a Deus.

“Quem dentre vós é sábio e inteligente? Mostre, pelo seu bom trato, as suas obras em mansidão de sabedoria.
Mas, se tendes amarga inveja e sentimento faccioso em vosso coração, não vos glorieis, nem mintais contra a verdade.
Essa não é a sabedoria que vem do alto, mas é terrena, animal e diabólica.
Porque, onde há inveja e espírito faccioso, aí há perturbação e toda obra perversa.
Mas a sabedoria que vem do alto é, primeiramente, pura, depois, pacífica, moderada, tratável, cheia de misericórdia e de bons frutos, sem parcialidade e sem hipocrisia.
Ora, o fruto da justiça semeia-se na paz, para os que exercitam a paz.” (Tg 3:13-18)

Que Deus abençoe a ti, tua casa, bem como à obra de tuas mãos, em nome do Pai, do Filho e do Espírito Santo, amém e amém!

(ely silmar vidal – skype: siscompar – fones: DDD (041) (TIM) 9820-9599 – (CLARO e Whatsapp) 9821-2381 – (VIVO) 9109-8374 – (OI) 8514-8333 – mensagem 070816 – O banquete da Sabedoria – imagens da internet)

Que o Espírito Santo do Senhor nos oriente a todos para que possamos iluminar um pouquinho mais o caminho de nossos irmãos, por isso contamos contigo.

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Psicanálise e religião, um casamento possível?

SÃO PAULO, terça-feira, 20 de maio de 2008 (ZENIT org).- De que forma a abordagem psicanalítica pode contribuir para aprimorar o relacionamento do homem com Deus? A esta questão responde o professor da Pontifícia Universidade Católica de Minas Gerais Dr. William César Castilho Pereira, que há mais de 25 anos trabalha como docente e palestrante em institutos religiosos em todo o Brasil.

Doutor William acaba de ministrar um encontro promovido pela CNBB (Conferência Nacional dos Bispos do Brasil) para formadores e psicólogos de diversos Seminários e Institutos de Vida Consagrada de todo o país. Além de seu trabalho de docente, atende em sua clínica a muitos seminaristas, sacerdotes, religiosos e religiosas.

–Psicanálise e Religião. É possível este casamento?

–Dr. William: Sim. E como todo bom casamento, é preciso preservar a singularidade de cada uma das partes. Porque todo casamento não significa fusão, e um casamento que se constitui como fusão, uma unicidade total, é terrível. É muito interessante demarcar os lugares e as posições destas partes. A religião é um campo em que o sujeito livremente tem uma relação com Deus, então o estudo da religião é exatamente entorno desta figura de Deus, desta figura do crente e desta relação que é muito ligada à questão da fé.

A psicanálise não tem nenhuma obrigação de entrar no campo da fé, não é seu objeto de estudo. Ela pode e até deve contribuir para analisar qual é a qualidade da relação deste sujeito com Deus. Esta relação pode ser saudável de forma a contribuir para que esta pessoa se estruture melhor psiquicamente, socialmente. Essa relação pode ser uma relação marcada muito mais pela história do sujeito, que poderá transferir elementos para esta relação com Deus. Por exemplo, se você tem aspectos na sua estrutura que não estão bem resolvidos com relação a seu pai, você pode transferir esta imagem de pai para Deus, então este pai pode ser um pai muito despótico, autoritário, perseguidor e altamente controlador, desta forma você poderá viver essa relação com esse Deus achando que tem uma relação profunda, religiosa. Mas na verdade o que está dominando aí é uma relação neurótica de competir, de estar duvidando, estar rivalizando com esse pai e sentindo muita culpa por causa disso, recalcando a sua agressividade.

É neste momento que a psicanálise ajudará a limpar, digamos assim, estas estruturas neuróticas que nós temos e que dificultam muito esse contato com Deus.

É possível percebermos este exemplo na vida dos místicos, eles fizeram uma caminhada muito parecida com a de quem procura a psicanálise ou algumas psicoterapias. As metáforas usadas por Santa Teresa, «As Sete Moradas», os passos que São João da Cruz dava naquele grande período de sofrimento quando passou nove meses em uma cela, a experiência de Santo Inácio nos exercícios espirituais. Se pensarmos bem, são dispositivos que acharam para se encontrar humanamente primeiro, para depois, subsequentemente, com Deus. Conheceram-se muito fortemente.

Deus é silêncio. É inefável, os místicos falam isso muito bem depois de uma certa etapa. O que você tem a dizer sobre Deus? Nada. É o nada. Essa experiência é muito interessante, pois mostra que esse processo deve ser feito por todas as pessoas. E geralmente é o contrário. Nos relacionamentos com Deus pedindo casa própria, pedindo outro corpo, pedindo curas, milagres, é uma coisa muito paternal e muito filial e que tem pouco silêncio, pouca interioridade, pouco vazio. É tudo muito cheio, pleno demais, nossas orações são muito carregadas de um preenchimento irrisório que não leva a nada.

–Poderíamos dizer que a psicanálise neste sentido poderia ser funcionar como um instrumento a mais para a purificação de nossa fé?

–Dr. William: Sem dúvida. A psicanálise pode ajudar muito uma pessoa a se encontrar mais fortemente com Deus. Recordo-me do livro do jesuíta Carlos Morano, «Crer depois de Freud». Quer dizer, logo Freud que foi considerado um grande ateu, um grande perseguidor da religião, uma pessoa que desprezou todo este componente, é a partir de Freud que você pode chegar inclusive mais próximo de Deus. Por ironia do destino.

–Você carrega em seu currículo uma longa experiência de trabalho como psicólogo em institutos religiosos, seja como docente, palestrante ou como clínico. Fale-nos sobre esta experiência?

–Dr. William: Devo marcar que sou um docente. Enquanto professor em institutos de filosofia e teologia, dediquei mais de 25 anos ministrando matérias relacionadas à psicanálise e à religião, estive próximo de formandos e formadores discutindo textos da psicanálise que poderiam contribuir com a formação religiosa. Isso envolveu pesquisas, escritas, elaboração de textos e reflexões de autores ligados à psicanálise e à religião.

Outra área é a área clínica, uma parte boa da minha clientela são religiosos, religiosas e presbíteros. Desta forma, a clínica em meu consultório tem contribuído muito para que eu estude mais, compreenda mais, a subjetividade de quem está lidando mais diretamente com Deus, o profissional do sagrado, padres e freiras. E ao mesmo tempo, entendendo as dificuldades pessoais que estas pessoas têm no exercício do próprio magistério.

A terceira área que eu trabalho é com a análise institucional. Esta é um procedimento metodológico conceitual e prático que leva grupos de religiosos ou mesmo padres presbíteros a fazerem uma análise do local onde vivem: a província, a casa de formação.

–É possível fazer um diagnóstico geral sobre as maiores dificuldades enfrentadas por estas instituições?

–Dr. William: Eu diria que o drama do religioso é o drama humano, você encontra isso perfeitamente igual na sociedade civil, laica, nas famílias, em outras instituições, coincidentemente tem algumas coisas metafóricas muito interessantes. Quando a Igreja instituiu os votos de pobreza, obediência e castidade, estes três votos representam um tripé fundamental na vida de um sujeito, as relações de poder e de saber, a questão do dinheiro e a questão da sexualidade, afetividade.

Em síntese, esse tripé quase que resume toda nossa problemática enquanto humanos. É possível ver esses três elementos como grande perfil dessa problemática em qualquer lugar. O importante é como lidar com isso e está cada vez mais claro que é preciso reprimir e recalcar o menos possível, dar lugar à fala, viver de forma transparente, aberta. Isso facilita muito. Não resolve, mas facilita. Basicamente a análise institucional é abrir a possibilidade para que estes analisadores: poder, dinheiro, sexualidade, espiritualidade, carisma, o corpo, possam ter espaço para ser falado, analisado, e reestruturado melhor no momento histórico que se está vivendo.

-:/pt.zenit.org/articles/psicanalise-e-religiao-um-casamento-possivel/
20/05/2008 – por Élison Santos – Entrevista do Dr William Castilho Pereira, psicólogo e professor pela Pontifícia Universidade Católica de Minas Gerais.

Psicanálise e religião

Rudolf Allers — ou o “Anti-Freud”, como o chamou Louis Jugnet — foi psicólogo eminente: discípulo direto de Freud, trabalhou mais de 13 anos com Alfred Adler, e exerceu considerável influência em figuras tais como Victor Frankl, que foi seu aluno. Católico, vienense, desde cedo manifestou oposição às idéias de Sigmund Freud, que considerava anticientíficas. Em 1940 publicou seu famoso trabalho “The Successful Error— A Critical Study of Freudian Psychanalysis”, de onde tiramos o capítulo que se vai ler, e que constitui um pungente libelo contra os erros da psicanálise.

O naturalismo e o materialismo são, necessariamente antagônicos da religião. Uma atitude mental que introduz fatores imateriais e trans-mundanos, que sustenta uma noção como a de uma alma espiritual e que acredita na revelação, torna-se, para o espírito materialista, ininteligível, estranha e perigosa. Tal mentalidade é, verdadeiramente, o oposto do materialismo e, ao passo que as atitudes religiosas existem e permanecem eficazes na vida humana, o materialismo sente a sua posição ameaçada. Os defensores de uma explicação “científica” da realidade vêem na religião, ou um inimigo, ou, pelo menos, um estádio rudimentar da evolução, que tem de acabar por triunfar para assegurar o “progresso” definitivo da raça humana.

A psicanálise é profundamente materialista e não pode mesmo professar outra filosofia. A sua base é o materialismo. Se os sequazes de Freud abandonassem o seu credo materialista, ver-se-iam obrigados a deixar de ser psicanalistas. Há alguns que estão convencidos de que podem acreditar, ao mesmo tempo, na verdade da religião e na verdade da psicanálise, sem incorrerem em auto-contradição. Esses homens imaginam isso, ou porque não conhecem suficientemente uma coisa e outra, ou porque o seu espírito é de tal natureza que se acomoda às contradições, ou ainda talvez porque não são bastante críticos para se aperceberem de tais contradições.

Ninguém que penetre no espírito da psicanálise e, ao mesmo tempo, seja inteiramente conhecedor da essência da fé sobrenatural, pode acreditar que estas duas coisas sejam compatíveis. Já varias vezes foi declarado, tanto por autores católicos como protestantes, que a psicanálise é, basicamente anti-cristã. Não há maneira de se sair deste dilema: ou se acredita em Cristo ou na psicanálise. Os próprios sequazes de Freud não têm dúvidas a tal respeito. Para eles, a religião não significa mais do que uma manifestação particular do espírito humano, da mesma categoria que as práticas da magia, do totemismo ou da bruxaria. Sempre os psicanalistas procuraram provar que a religião é um produto de forças instintivas e da reação contra as mesmas.
Freud fala da religião como de uma “ilusão”. Os ritos religiosos são assemelhados a práticas devidas à obsessão, ou identificados com as mesmas práticas. A religião é uma neurose dos grupos. Não vale a pena entrar em pormenores, porque todas as obras dos psicanalistas estão cheias de observações no mesmo sentido. Não há dúvida alguma de que a sua convicção é que a religião é um fato puramente psicológico, que é nociva e condicionada pelos mesmos fatores que condicionam a neurose nos indivíduos, e que, finalmente, para bem da humanidade, tem de ser abolida e substituída pelo reino da ciência. Era isso que Freud esperava; a “ilusão” devanecer-se-ia perante a luz da razão; a ciência substituiria a religião na cultura e na vida, e uma nova época de prosperidade reinaria, quando a ciência reinasse como senhor supremo.

Esta é a mentalidade dum homem que nasceu pouco depois dos meados do século passado, que se educou na era do materialismo, do “liberalismo” e das entusiásticas esperanças no futuro, e que foi incapaz de se libertar da escravatura daquelas impressões que lhe haviam ficado da sua adolescência. Hoje verificamos que a ciência faliu, não porque não seja uma das mais admiráveis realizações do homem ou porque se mostrasse incapaz de promover o progresso, mas unicamente porque lhe atribuíram a capacidade de realizar aquilo que, de fato, nunca poderá levar a cabo. Mas a fé otimista de Freud na ciência permaneceu inquebrantável durante mais de oito décadas de sua vida. E nós poderemos compreender a sua imutável atitude; mas o que não podemos compreender é como pessoas de uma geração posterior, que tinham obrigação de ver as coisas como elas são, podem ainda defender um credo como o cientificismo. Para pessoas desta mentalidade, a religião é apenas um fato, como muitos outros, na história da cultura humana. E essas pessoas não estão também preparadas para admitir qualquer diferença entre as religiões. O último livro de Freud é um exemplo frisante desta incapacidade de discernir certos pontos que são decisivos. Assim, ele não conhece absolutamente nada das enormes diferenças entre o monoteísmo judaico-cristão e a idéia pagã de um deus supremo. A sua concepção sobre o monoteísmo dos judeus, devida à sua aceitação da religião de Athon, a divindade do sol do Egito, mostra que não conhece a essência do verdadeiro monoteísmo, e também que não procura informar-se sobre coisas que ele mesmo era incapaz de conhecer devidamente (1).

Basta um conhecimento superficial da psicanálise para que qualquer pessoa possa ver o enorme golfo que separa a mentalidade cristã daquela que se encontra implicada na concepção freudiana acerca do homem. E é verdadeiramente impressionante ler num artigo de O. Pfister que os ensinamentos de Jesus Cristo nos Evangelhos apresentam grandes analogias com a teoria da psicanálise. Mas mesmo este autor, que, segundo parece, é protestante, reconhece que há também grandes dessemelhanças. E nós só temos a dizer que, de fato, as há. Outros teólogos protestantes, como, por exemplo, o Dr. Runestam, da Universidade de Upsala, pensam diferentemente; para esses, a psicanálise é profundamente contrária ao espírito do Cristianismo.

Uma filosofia que nega o livre arbítrio; que ignora a espiritualidade da alma; que, com um oco materialismo e sem qualquer tentativa de prova, identifica os fenômenos mentais e corporais; que não conhece outro fim senão o prazer; que se entrega a um confuso e obstinado subjetivismo e que se mostrou cega à verdadeira natureza da pessoa humana — não pode ter qualquer ponto comum com o pensamento cristão. É-lhe completamente oposta.

O antagonismo existente entre a mentalidade do freudismo, de um lado, e o espírito do Cristianismo de outro, é claramente percebido por aqueles que acreditam que a religião no mundo moderno deve ser suplantada pela psicologia, que o analista deve ocupar o lugar do sacerdote e que o homem encontrará alívio para os seus sofrimentos morais e respostas às suas dificuldades pessoais no consultório do psicanalista, em vez de encontrar esse mesmo alívio na confissão que faz a um padre católico. Tal idéia assenta sobre um errado conhecimento da religião e da psicanálise; ambas estas idéias estão deturpadas. Não há qualquer similaridade entre a confissão e a análise. A confissão é um sacramento. Os espíritos modernos não atentam senão aos fatores psicológicos que nela se encontram envolvidos, mas é preciso notar-se que mesmo esses fatores não são comparáveis. O penitente diz, na confissão, as coisas que sabe, narra os fatos de que se julga culpado e, eventualmente, expõe as dificuldades que o assaltam; tudo aquilo de que ele trata é “material consciente”. O confessor nunca faz qualquer tentativa de explorar o inconsciente. A esperança e a boa vontade, um profundo conhecimento e, finalmente, a graça de Deus irão ajudar o penitente a dominar os seus hábitos pecaminosos, a evitar as recaídas, a fugir às tentações e a progredir no caminho da perfeição.

Não sucede assim com o analista e o seu paciente. Neste caso, aquilo de que o paciente tem conhecimento pouco interessa; o que importa é o inconsciente. Nem um nem outro confiam na boa vontade, porque a vontade não passa de um epifenômeno, e o que é real está escondido nas profundezas do inconsciente. Não há qualquer sentimento de culpa pela infração de uma ou outra lei moral objetiva, ou pela rejeição de um valor moral, mas apenas uma constelação de tendências instintivas, o conflito entre o super-ego e o id, e assim por diante. o analista nunca poderá ocupar o lugar do sacerdote. A missão deste tem de ser desempenhada por ele e mais ninguém (2).

Não há necessidade de estarmos a pôr à prova a paciência do leitor, trazendo para aqui as idéias que os psicanalistas têm defendido pelo que diz respeito à religião. Todos ele têm falado muito sobre um assunto que apenas superficialmente conhecem e, além disso, confiam largamente nas suas concepções etnológicas que, como já vimos (3), estão muito longe de ser dignas de crédito. As suas conclusões relativamente a práticas religiosas, aos ritos, à psicologia da fé e a outros assuntos semelhantes, muito dificilmente poderão ser tomadas a sério. Muitas dessas idéias são positivamente ridículas e mostram uma ignorância crassa.

Temos, porém, de enfrentar uma questão. Por que é que os psicanalistas têm um tão notável interesse pela religião? Há mais obras e artigos na literatura psicanalítica que tratam de problemas mais ou menos relacionados com a religião do que se pode imaginar. Parece que o espírito analítico está possuído de uma curiosa obsessão, e que se sente incapaz de se libertar dela. Não há dúvida de que a religião tem desempenhado um importante papel na história, e continua a influenciar mais a atitude geral da humanidade do que a própria ciência. a ciência, considerada como tal, dificilmente exercer qualquer influência; não é a própria ciência, mas a crença popular nela, que tem contribuído muito para formar a mentalidade de hoje. Ora, os psicanalistas não tratam de saber as razões por que o homem chega a acreditar na ciência de forma tão exagerada. Consideram como um postulado o homem ter de acreditar na ciência, mas procuram mostrar que qualquer outra crença, especialmente no sobrenatural, tem de ser explicada por razões psicológicas. A sua atitude é inegavelmente dúbia, devido à sua crença na ciência. Esses homens estão presos ao “cientificismo”. Acreditam fervorosamente na ciência, como a panacéia por meio da qual a humanidade se há de erguer a um nível muito mais elevado.

Esta atitude tem certas raízes na história dos últimos sessenta ou cem anos. No próximo capítulo diremos algumas palavras sobre este fenômeno. Mas o fenômeno não explica a curiosa fascinação que a religião, e os problemas que lhe andam ligados, exercem aparentemente sobre o espírito psicanalítico. Deve haver algum fator mais diretamente ligado com a psicanálise e com a situação presente da civilização em geral. Fazer luz sobre este ponto é coisa que se torna ainda mais desejável, porque podemos assim alimentar a esperança de penetrarmos mais na natureza da psicologia freudiana, ou antes na antropologia freudiana, e, conseqüentemente, definirmos mais claramente a política que tem de ser observada por um católico no que diz respeito à psicanálise. Todo aquele que examine conscienciosamente a psicanálise e considere os fatos fornecidos por esta psicologia, no que diz respeito à sua própria natureza, só poderá chegar a uma conclusão. E tal conclusão há de ser expressa em termos muito breves: a psicanálise é uma heresia. Esta afirmação parecerá, talvez, surpreendente. Os cristãos podem ver-se tentados a rejeitá-la, porque não vêem nenhuma relação, ou qualquer terreno comum, entre a psicanálise e a sua fé. Uma heresia — dirão eles — é uma forma deturpada da verdadeira fé, que resulta de se desrespeitar ou desvirtuar qualquer dos artigos fundamentais. Mas, seguramente, a psicanálise nada tem de comum com a fé cristã. Não altera um artigo fundamental, como faz o Arianismo em relação à pessoa de Jesus Cristo, ou como faz o Protestantismo, em relação à natureza da Igreja, ou como faz ainda o Pelagianismo, no que se refere ao papel da graça na salvação do homem. O analista, por sua vez, não levará a sério aquela afirmação. Entende ele que nada tem de ver com o Cristianismo, que as suas atividades são científicas e que a ciência é independente de toda a fé. Dirá que estuda religião apenas como um fato entre tantos outros que a história da humanidade apresenta. E acabará por afirmar que não pensa em negar ou alterar qualquer dos artigos da fé, porque, para ele, tais fatos nada significam senão uma forma particular da ignorância, uma superstição ou uma ilusão — e não se nega uma ilusão ou uma alucinação, mas apenas se trata de estudar a sua origem e curar o paciente.

Não esperemos poder convencer o psicanalista, nem nunca ele se considerará um herético. Nenhum herético, através dos séculos que conta o Cristianismo, se considerou alguma vez como tal. O herético, ou pretende estar dentro da Igreja, mesmo que defenda opiniões que divergem largamente dos seus ensinamentos, ou declara que é ele o único representante da verdade e da fé inalterada, e que a Igreja abandonou o caminho do seu Fundador, caminho esse que ele procura descobrir de novo.

Mas esperamos poder convencer os católicos e, sem dúvida, todos aqueles que acreditam em Cristo como Salvador e Redentor da humanidade. Muito desejaríamos poder conseguir isso, não só porque a atitude dos cristãos, no que se refere à psicanálise, ficaria melhor definida e fundamentar-se-ia melhor do que num vago sentimento de relutância e de ofensa moral, mas também porque a psicanálise é apenas um exemplo, ou ilustração, embora bastante notável, de uma atitude mental que se desenvolveu a ponto de dominar a mentalidade geral no decorrer do último século. Essa atitude tornou-se então muito influente, embora as suas raízes remontem ao passado da cultura ocidental. Um melhor entendimento daquilo que a psicanálise é, e um melhor conhecimento da natureza do espírito que ela cria, habilitar-nos-ão a seguirmos com mais clareza os rastos desse mesmo espírito em outras manifestações do nosso mundo moderno.

O caráter herético da psicanálise tornar-se-á claramente visível quando tivermos posto a descoberto as suas raízes e inspecionado os seus antecedentes. Será isso a nossa tarefa no próximo capítulo. Aqui, apenas nos referimos ao bem conhecido fato de que as heresias, através dos séculos do Cristianismo, sempre sentiram a necessidade de afirmar, cada vez mais, os seus direitos. É como se os hereges sentissem a consciência culpada e, com o fim de a fazerem calar, se sentissem forçados a apregoar as suas supostas razões difamando a Igreja, contra a qual se levantavam. […]

Os católicos sabem também, não obstante se sentirem alarmados com a idéia de não serem modernos, que tudo aquilo que realmente contradiz os ensinamentos da sua fé não pode ser verdadeiro. Sabem, como coisa certa, que uma filosofia ou uma ciência que desrespeita concepções fundamentais do Catolicismo há-de acabar por desaparecer, por muito grande que seja o seu sucesso na hora presente. Sustento que a psicanálise é um enorme e perigoso erro. E o meu interesse é evitar que o maior número de pessoas possível — e, em primeiro lugar, tantos cristãos quanto possível — caiam nas garras de tal erro.

Há uma concepção fundamental na religião cristã que não é apenas desprezada mas, simplesmente, negada pela psicanálise. É a concepção do pecado. Em psicanálise não há pecado. A sua filosofia é decididamente determinista e a noção do pecado pressupõe o livre arbítrio. Também não há lugar para a noção de pecado neste sistema, porque o comportamento humano, de acordo com os princípios da antropologia freudiana, não depende das forças conscientes, mas sim de forças inconscientes. Isto é apenas uma conseqüência lógica do fato de que a psicanálise interpreta a consciência, não como o reconhecimento da conformidade ou não conformidade com as leis eternas da moral ou dos valores, mas como a expressão de um equilíbrio restabelecido, ou perturbado, de forças instintivas. A psicanálise vê necessariamente na consciência um mero fenômeno psicológico. Tal concepção da natureza humana não poderá exercer qualquer coisa que se assemelhe a responsabilidade.

Desnecessário será dizer que a psicanálise nada tem de ver com quaisquer noções que se refiram ao sobrenatural. Esta negativa completa do sobrenatural não é própria duma ciência empírica que, prudentemente, limita as suas investigações aos campos acessíveis à razão humana. O verdadeiro cientista tem grande respeito pelos fatos, não se pronuncia sobre as coisas, unicamente porque as não pode alcançar pelos seus métodos, e evita emitir juízos sobre assuntos cuja compreensão não está dentro dos poderes da fraca razão do homem. Mas o psicanalista vem dizer-nos que toda a crença no sobrenatural, seja na graça de Deus, como no próprio Deus, na eficácia dos sacramentos ou na imortalidade da alma, são tudo idéias que dimanam de fatores instintivos, que esta psicologia se orgulha de ter descoberto e privado assim da sua força impressiva. A psicanálise não vê diferença alguma entre a religião católica, os seus usos, ritos e sacramentos por um lado, e os mais primitivos e fantásticos costumes dos aborígines da Austrália ou da África central pelo outro. Dificilmente se encontrará um artigo de fé que não tenha sido submetido à análise, e que não tenha sido objeto de uma “explicação” psicanalítica. Estas chamadas explicações causariam abalo num espírito católico, se não fossem manifestamente baseadas numa absoluta incapacidade para compreender a doutrina que se pretende explicar.

Nos parágrafos anteriores apenas nos referimos às relações da psicanálise com a fé católica sem nada termos dito a respeito da moral católica. Vamos agora dizer alguma coisa sobre tal assunto.

A psicanálise, considerada como tal, nada tem a dizer sobre moral. Quer-se uma ciência, e as ciências podem fazer afirmações apenas sobre o que é, nunca sobre aquilo que devia ser. Esta é que é a verdadeira ciência. Mas não é próprio de verdadeiros cientistas o uso que eles atualmente fazem da ciência para propagar qualquer “reforma” da moral, ou para declararem que esta ou aquela atitude está, ou deixa de estar, de acordo com a moral. Tais afirmações feitas em nome da ciência são, sem dúvida, não a expressão de conclusões que os fatos impusessem ao espírito, mas a expressão de convicções que tem uma origem completamente diferente. A ciência apenas nos pode dizer os meios de que nos podemos servir para atingir algum fim, mas nada conhece acerca desses fins. A medicina não decreta que a saúde tem de ser conservada; apenas nos ensina como devemos proceder para a conservar. A expressão, tantas vezes ouvida, de “educação científica”, ou significa que devemos aprender na ciência a melhor forma para realizarmos os nossos fins, ou não significa coisa alguma.

Todo aquele que acreditar que a ciência é capaz de fazer qualquer afirmação sobre a razão por que as pessoas têm de ser educadas não conhece coisa alguma sobre a verdadeira natureza da educação. E o mesmo sucede com a moral: “ética científica” é uma expressão sem sentido algum.

Mas mesmo o cientista é um ser humano e, como tal, não pode deixar de ter as suas convicções, os seus ideais e os seus desejos. É apenas natural, embora não seja justo, que ele procure, ainda que “inconscientemente”, apresentar as suas idéias e ideais pessoais como se derivassem das ciências. As ciências que têm por objeto o homem não são as que estão especialmente arriscadas a estenderem-se para um campo onde não têm competência. Pelo fato de que a saúde é um bem naturalmente desejado pelo homem, a medicina facilmente chega a acreditar que os seus ensinamentos sobre medidas higiênicas são da mesma natureza dos preceitos morais. Pelo fato de que a psicologia conhece que um espírito funcionando normalmente é um valor desejado, o psicólogo julga-se autorizado a enunciar regras sobre educação. A psicologia médica está ainda mais propensa a cometer este erro do que qualquer outra espécie de psicologia. O médico psicólogo observou muitíssimas vezes as desastrosas conseqüências que uma educação errada pode ter no desenvolvimento do caráter e da personalidade. Portanto, vem simplesmente declarar que este ou aquele método de educação “tem” de ser adotado. assim, mais necessário se torna examinar cuidadosamente o espírito de uma psicologia que se julga com o direito de impor à educação os seus métodos e alvos.

Educação é mais do que instrução; é, primariamente, a construção de uma personalidade moral. A ética e a educação estão, portanto, intimamente correlacionadas. E a educação não termina depois de se ter freqüentado uma escola superior ou um colégio: praticamente, a educação nunca termina. Somos educados pelos fatos, pelas influências do meio ambiente e pelas idéias, de forma que temos de nos educar a nós mesmos.

Uma psicologia nascida dum espírito decididamente anti-cristão não pode ser senão excessivamente perigosa. Mesmo que o psicanalista se esforce por evitar qualquer ofensa às idéias e sentimentos religiosos ou morais do paciente, não o poderá conseguir. O seu método, as suas interpretações, e toda a sua mentalidade são de uma natureza manifestamente hostil ao espírito cristão. Essa mentalidade dá-se a conhecer a todo o momento, e encontra-se implícita em cada uma das mais triviais observações. Ainda que o analista esteja resolvido a abster-se de toda a influência sobre a fé ou moral do paciente, a sua resolução será ineficaz, e ele não poderá deixar de transmitir a esse paciente o contágio de um espírito anti-cristão.

Há alguma coisa profundamente errada neste espírito, e o que está errado melhor se aperceberá, se considerarmos as idéias que a psicanálise professa a respeito do homem normal. A teoria de Freud era, e ainda o é em grande extensão, um processo para a cura de doentes nervosos. Todo o tratamento tem de ter como ponto de referência alguma idéia de normalidade, porque a obtenção dessa normalidade é o sinal característico de que o tratamento foi bem sucedido. Freud disse, mais do que uma vez, que um homem é normal quando está apto a trabalhar e a gozar a vida. Não há nada mais na concepção psicanalítica sobre a natureza normal do homem. Gozar implica, sem dúvida, a adaptação à realidade, desde que, não sendo assim, o desprazer seria maior do que o prazer.

Esta concepção foi estabelecida de novo, por exemplo, por Hendriks, que declara que a culminação do desenvolvido ego consiste em o indivíduo se tornar capaz de manter a sua existência, e assegurar uma satisfação adequada dos instintos libidinais e agressivos, num ambiente socializado de adultos. Estas definições são, como se está a ver, muito incompletas; os fatores morais são absolutamente ignorados ou, antes, estão incluídos na noção de ajustamento ao meio social. É um erro largamente divulgado o acreditar-se que a moral está limitada às relações com os nossos vizinhos: desprezam os deveres para com a própria pessoa, como desprezam os deveres para com Deus.

Daqui se segue que a psicanálise se mostra incapaz de avaliar devidamente certos fenômenos, como o sentimento de culpa ou a consciência. A consciência tem origem — observa um autor — numa identificação hostil. Vê-se que este autor não teve, no seu espírito, a mais rápida visão do fenômeno a que se refere. Outro diz-nos que o desejo de confessar o pecado cometido — não precisa de ser no confessionário, porque este desejo pertence à natureza humana — resulta de um impulso de revelação, que está relacionado com o “instinto parcial” do exibicionismo. E há ainda um terceiro autor que nos vem dizer que a necessidade da confissão está relacionada com o erotismo oral. Não será preciso multiplicar os exemplos. Os três já mencionados revelam uma ignorância de tudo quanto se refere a religião e a psicologia geral.

A concepção naturalista da natureza humana vem colorir todas as afirmações feitas sobre moral. Os verdadeiros mandamentos, as leis eternas, são coisas que não existem, de acordo com este ponto de vista. E tal mentalidade não pode senão ter uma influência altamente destrutiva sobre qualquer pessoa que esteja possuída de convicções diferentes. É possível que o tratamento psicanalítico de uma pessoa nessas condições venha a ser mal sucedido, se as convicções são suficientemente fortes, e se a diferença entre elas e as do analista se nota com clareza, ou poderá ainda suceder que esse tratamento tenha como resultado um gradual desmoronamento de tais convicções, devido à pressão contínua do espírito hostil do psicanalista.

O perigo de a moral não naturalista ser destruída pela análise, mesmo que o psicanalista não tenha intenção de o fazer, é sempre muito grande, porque a moralidade — ou amoralidade — do freudismo pode tornar-se uma forte tentação. O psicoterapeuta logo é encarado pelo paciente como pessoa de autoridade; chamem a isso transferência, se assim o quiserem, porque o nome pouco importa. Uma concepção da vida que apela para o lado instintivo do homem exerce sempre uma sedução natural e, quando tal sedução é fortalecida pela autoridade, poderá tornar-se irresistível.

Não se pode dizer com verdade que os psicanalistas preconizem um relaxamento de costumes, mas é certo que eles concebem a moral por uma forma que é exatamente o oposto daquilo que um católico sabe que a lei moral implica. Isto refere-se em primeiro lugar à sexualidade, mas o mesmo sucede com qualquer outro aspecto do comportamento. E temos de chegar à conclusão de que o católico se deve abster de qualquer íntimo contato com as idéias freudianas. Se ele tiver dessas idéias inteiro conhecimento, será o primeiro a evitar tal contato; no caso contrário, é necessário pô-lo de sobreaviso.

Alguns adversários da psicanálise têm procurado acentuar a “imoralidade” da teoria e da sua atitude prática, no que diz respeito a certos problemas morais. o analista, dizem eles, é obrigado a defender pontos de vista incompatíveis com a moralidade cristã e, portanto, não pode deixar de ter uma influência destrutiva sobre o comportamento moral dos indivíduos e sobre as idéias morais do público. Este ponto precisa de uma elucidação.

A concepção que Freud e a sua escola formaram da natureza humana é, sem dúvida, muito diferente da concepção formada pela moral cristã e, principalmente, pela moral católica. O “princípio do prazer”, mesmo depois da sua transformação em “princípio de realidade” não é a espécie de força motriz que a moral cristã supõe estar no fundamento do comportamento moral. A idéia de que a natureza humana está em ordem e “normal”, desde que o indivíduo esteja apto para trabalhar e para gozar, não é idéia que possa ser aceitada pela ética católica. Estes aspectos da psicanálise são mais importantes, para responder à questão, do que a insistência de Freud sobre a sexualidade. Por muito errada que seja a noção de uma libido estendendo-se a tudo, não precisa de ser imoral.

O fato de que a psicanálise seja um sistema puramente naturalista e incapaz de avaliar a religião e o comportamento religioso em seu verdadeiro valor, é, sem dúvida, um sério inconveniente. Alguns analistas sustentam que não há necessidade de pôr em perigo as crenças religiosas de um indivíduo, desde que tais crenças não sejam o resultado de fatores patológicos ou um obstáculo para a recuperação da saúde mental. No entanto, será difícil ver como o analista, por muito que queira, evitará pôr em risco a atitude religiosa. Qualquer paciente, mesmo de inteligência média, não pode deixar de compreender que o espírito geral daquela teoria com a qual se relacionou durante o tratamento é completamente hostil às suas crenças religiosas. E pouco importa o fato de o paciente refletir ou deixar de refletir nisso.

O antagonismo entre a psicanálise e a moral católica, na medida em que tal antagonismo está implicado no sistema da filosofia e da psicologia de Freud, é uma coisa; o consciente eventual e a influência direta, aconselhando o paciente a agir contra os princípios da moral católica, é outra. Se se soubesse que muitos ou alguns psicanalistas aconselhavam os seus pacientes de forma que lhe sugerissem um comportamento contrário à moral, o perigo deste sistema tornar-se-ia, sem dúvida, muitíssimo grande.

Algumas das idéias sustentadas pelos psicanalistas são contrárias às concepções católicas, sem que sejam, no entanto, exclusivamente características do freudismo. Desnecessário será dizer que um analista, encontrando uma pessoa a braços com dificuldades domésticas, sem qualquer esperança e incapaz de continuar a vida com o marido ou com a esposa, acabará por lhe aconselhar a separação. Tal conselho poderá não ser mau, mas implica, na mente do analista, a idéia de que, depois da separação, essa pessoa poderá voltar a casar-se com alguém que lhe dê melhor vida. Esse conselho podia ter sido dado por qualquer médico não católico; as convicções que o originaram não são especificamente freudianas, pois pertencem a um conjunto de idéias comuns a todas aquelas pessoas que julgam possuir “um espírito liberal”. O mesmo se pode dizer da sugestão para se procurar a satisfação sexual pré-matrimonial. Seria diferente, se se sugerisse a uma pessoa casada que, por qualquer motivo, procurasse relações sexuais extra-matrimoniais.

É muito difícil saber qual é a atitude normal dos analistas no que se refere a tais problemas, bem como é também muito difícil ter a certeza de que certos relatos publicados são inteiramente dignos de crédito. O tratamento psicanalítico pode, em alguns casos, principalmente se não foi bem sucedido, deixar um ressentimento definido no ânimo do paciente, e esse estado mental poderá muito bem deturpar, mesmo sem qualquer intenção consciente de calúnia ou de prevaricação, a memória de coisas mencionadas durante as horas de análise. É corrente, em alguns tipos da personalidade neurótica, um certo desrespeito pela verdade objetiva; por isso, os relatos que nos são fornecidos por doentes nervosos têm de ser olhados com muita precaução. Alguns psicanalistas podem ter professado uma atitude demasiadamente “liberal”, no que diz respeito a certas leis morais, mas há ainda razão para perguntar se tal atitude resulta do fato de serem sequazes de Freud, ou se resulta da sua mentalidade geral. Não nos devemos esquecer de que muitas idéias, definidamente anti-católicas, no que se refere a moral, têm partido de pessoas que não eram psicanalistas. As opiniões defendidas pelos bolchevistas sobre o casamento, sobre relações sexuais etc., pelo menos na primeira fase do seu domínio, não dependem de qualquer influência exercida pelos psicanalistas. Não há dúvida de que os pontos de vista de Freud contribuíram para propagar as discussões sobre assuntos sexuais. A insistência com que ele se referiu à sexualidade, e as suas provas, aparentemente científicas, da importância fundamental dos fatores sexuais na natureza humana, fortaleceram a posição daqueles que dirigiam os seus ataques contra a moral cristã. Mas não se pode dizer que o próprio Freud pregasse diretamente uma moral anti-católica. No entanto, pregou-a implicitamente.

Tanto quanto os relatórios podem ser acreditados, fica-se, sem dúvida, com a impressão de que alguns psicanalistas não sentem qualquer relutância em aconselhar atos decididamente imorais, especialmente — e até exclusivamente — no que se refere ao comportamento sexual. Num congresso de psiquiatras franceses realizado há anos, o Dr. Genil-Perrin referiu-se a numerosos casos em que ele e outros intervieram, e em que era freqüente darem-se conselhos de tal natureza. Mas é impossível lançar mão de cifras dignas de crédito. Não podemos saber quantos psicanalistas teriam, eventualmente, procedido dessa forma, nem tampouco podemos saber quantas vezes eles se viram obrigados a fazê-lo. A única coisa de que podemos estar certos é que o sistema da psicanálise não contém fator algum que iniba o analista de se servir de tal expediente. E sabemos também que existe um grande número de relatórios que mencionam essa atitude por parte de alguns psicanalistas, mas sendo de presumir que nem todos eles são falsos ou exagerados. No entanto, a justiça pede que limitemos o nosso juízo a fatos que podem ser provados, e a única coisa que se pode provar é o antagonismo essencial que existe entre o espírito geral do freudismo e a mentalidade católica. Isto, contudo, seria suficiente para obrigar os católicos a evitarem, tanto quanto pudessem, o contato com a psicologia psicanalítica, e a evitarem qualquer situação que pudesse dar ao analista, mesmo contra a vontade da pessoa, ocasião de influir sobre as suas idéias.

A enumeração das proposições da escola de Freud que brigam incontestavelmente com a fé cristã podia ainda continuar por algum tempo. Julgamos, porém, que dissemos já o bastante. Nenhum católico poderá professar tais idéias — a idéia da religião como uma neurose obrigatória, a idéia de Deus como sendo a imagem do pai, e a idéia da comunhão remontar à refeição totemística etc. — idéias essas que não podem ser consideradas senão como falsas, para não dizermos sacrílegas. Mas há sempre uma objeção. Não será possível separar o método da sua inaceitável filosofia? Não poderemos nós, embora sejamos cristãos, usar o instrumento fornecido pela psicanálise? Não poderemos pôr de parte a concepção naturalista, as idéias descabidas sobre religião, a negação da liberdade, o papel exagerado atribuído aos instintos, e “batizar”, digamos assim, a psicanálise, mais ou menos como se diz que Santo Agostinho “cristianizou” o Neo-Platonismo e S. Tomás “batizou” Aristóteles? Estes filósofos pagãos também ensinaram coisas que a filosofia cristã nunca pôde aceitar, mas ensinaram outras coisas que eram verdadeiras, ou que, pelo menos, com alguma modificação, podiam ser verdadeiras. Se a filosofia cristã tivesse procedido com a filosofia pagã como se deseja que o católico proceda para com a psicanálise, isso representaria uma enorme perda para a humanidade, e teria talvez obstado o desenvolvimento da verdadeira filosofia cristã. Que razão há, portanto, para tal radicalismo perante a psicanálise, radicalismo esse de que a Igreja nunca se sentiu possuída no passado?

A resposta é, simplesmente, que tal analogia não pode existir. Tentamos mostrar, no capítulo oitavo, que se não pode separar a filosofia do método, e que aquele que adota o segundo tem, necessariamente, de perfilhar a primeira. Mas há outra razão para a intransigência que aqui consignamos. A psicanálise não está para o católico na mesma relação em que a filosofia pagã estava, nos primeiros séculos da cristandade, para com a filosofia católica. A psicanálise é mais semelhante ao Maniqueísmo, ou a qualquer outra das grandes heresias, do que à filosofia de Plotino ou de Aristóteles. E a Igreja nunca transigiu, por pouco que fosse, com qualquer heresia.

O espírito da psicanálise pode-se chamar, e com muita razão, espírito pagão, mas não é o paganismo dos tempos pré-cristãos; é o paganismo que surgiu quando a Cristandade já existia há séculos. E é um espírito completamente diferente. O paganismo dos velhos tempos morreu, pelo menos nos países de civilização ocidental, e não há possibilidade de o fazer reviver. Tal espírito não pode tornar a aparecer, porque as alterações que o pensamento humano sofreu, debaixo da influência de dois mil anos de Cristianismo, não podem voltar atrás. O neo-paganismo não é um regresso aos tempos de Platão ou de Sêneca: é, simplesmente, uma revolta.

Para compreender a natureza desse espírito, é necessário examinar a origem da psicanálise e as forças que contribuíram para o seu aparecimento. E teremos também de investigar as condições que tornaram possível o surpreendente sucesso das concepções freudianas. Desta maneira chegaremos — ao menos é essa a nossa esperança — a um melhor conhecimento da verdadeira natureza desta teoria.

1. Freud adota, pelo que diz respeito à história da religião, o mesmo método que segue pelo que se refere à etnologia. Limita-se a escolher, numa abundante literatura, apenas algumas palavras que se adaptam às suas idéias preconcebidas. Assim, presta grande crédito a um livro, no qual se aventa a hipótese de que Moisés foi assassinado pelos judeus. Este trabalho foi rejeitado pelas autoridades no assunto, mas isso não impede que Freud se apoie sobre ele para os seus raciocínios. A sua teoria, de acordo com a sua maneira de pensar, não precisa de provas, pois é já de per si uma prova de todas as asserções nela contidas. Ora, isto não é maneira de proceder para um homem de ciência. Seria necessário que os psicanalistas prestassem atenção ao fato de as referências, ou testemunhos de Freud, serem tão infelizes. Sempre que escolhe um autor, trata-se de um indivíduo que não merece a consideração das autoridades do assunto em questão.
2. Para melhor elucidação sobre essas questões, veja-se o meu artigo “Confessor e Alienista”, Revista Eclesiástica, 1938, 99, 401.
3. Allers refere-se ao capítulo 9 do livro em questão, chamado “A Psicanálise e a etnologia”. [Nota da Editora]

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Dor Elegante – (Paulo Leminski – Itamar Assumpção)

Um homem com uma dor
É muito mais elegante
Caminha assim de lado
Com se chegando atrasado
Chegasse mais adiante

Carrega o peso da dor
Como se portasse medalhas
Uma coroa, um milhão de dólares
Ou coisa que os valha

Ópios, edens, analgésicos
Não me toquem nesse dor
Ela é tudo o que me sobra
Sofrer vai ser a minha última obra

Relatório Senador Antonio Anastasia

RESUMO DO RELATÓRIO DE PRONÚNCIA APRESENTADO PELO SENADOR ANTONIO ANASTASIA PERANTE A COMISSÃO ESPECIAL DO IMPEACHMENT DO SENADO FEDERAL EM 2 DE AGOSTO DE 2016

A gravidade dos fatos constatados não deixa dúvidas quanto à existência não de meras formalidades contábeis, mas de um autêntico “atentado à Constituição”.
São estas, portanto, as condutas típicas, previstas como crimes de responsabilidade na Lei nº 1.079, de 1950, pelas quais a Presidente da República deve ser julgada pelo Plenário do Senado Federal:
a) Pela abertura de créditos suplementares sem a autorização do Congresso Nacional:
Art. 10, item 4: infringir, patentemente, e de qualquer modo, dispositivo da lei orçamentária;
Art. 11, item 2: abrir crédito sem fundamento em lei ou sem as formalidades legais.
b) Pela realização de operações de crédito com instituição financeira controlada pela União (“pedaladas fiscais”):
Art. 10, item 6: ordenar ou autorizar a abertura de crédito com inobservância de prescrição legal;
Art. 10, item 7: deixar de promover ou de ordenar na forma da lei a amortização ou a constituição de reserva para anular os efeitos de operação de crédito realizada com inobservância de limite, condição ou montante estabelecido em lei;
Art. 11, item 3: contrair empréstimo ou efetuar operação de crédito sem autorização legal.
7. Voto
Conforme amplamente demonstrado, não se está a responsabilizar a Presidente por meras decisões políticas, mas sim por condutas que violaram o delimitado regime jurídico dos crimes de responsabilidade, num contexto que, inequivocamente, demonstra a participação, por ação ou omissão, da dirigente máxima do governo federal.
Cabe, por fim, reiterar o que já dissemos no Parecer de Admissibilidade. Não se trata, aqui, de contrastar o mandato da Senhora Presidente da República com índices críticos de impopularidade; com o sentimento de rejeição, latente ou explícito, que se alastra em redes sociais irosas ou moderadas; com eventuais condutas veiculadas em áudios e delações; nem com quaisquer persecuções por condutas que não se relacionem ao exercício do seu munus presidencial.
Igualmente, não se cuida de uma revisão da biografia da mandatária da Nação, que a história de cada qual se escreve com a pena da verdade da própria consciência, que o discurso não (des)constrói, que a mídia não pode apropriar por inteiro, que a dimensão coletiva não é capaz de testemunhar.
Em face do exposto, o voto é pela procedência da acusação e prosseguimento do processo, e, com fundamento nos arts. 51 e 53 da Lei nº 1.079, de 1950, e no art. 413 do CPP, pela pronúncia da denunciada, Dilma Vana Rousseff, como incursa, pela abertura de créditos suplementares sem a autorização do Congresso Nacional, no art. 85, inciso VI da Constituição Federal e no art. 10, item 4 e no art. 11, item 2,
da Lei nº 1.079, de 1950; e pela realização de operações de crédito com instituição financeira controlada pela União, no art. 85, incisos VI e VII, da Constituição Federal, no art. 10, itens 6 e 7, e no art.11, item 3, da Lei nº 1.079, de 1950, a fim de que seja julgada pelo Senado Federal, como determina o art. 86 da Constituição Federal.
SENADO FEDERAL- Gabinete do Senador ANTONIO ANASTASIA
Praça dos Três Poderes – Senado Federal – Anexo II – Ala Senador Teotônio Vilela – Gabinete 23 – CEP 70165-900 – Brasília – DF
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Pra Rosângela Ventura

Foi muito bom receber este vídeo, tão bom, que resolvi baixá-lo e publicá-lo também em nosso canal do youtube.
O vídeo foi gravado pela pastora e cantora Rosângela Ventura, de quem tenho o prazer de ter em um de nossos canais, alguns vídeos já divulgados a muito tempo.

“Perto está o SENHOR de todos os que o invocam, de todos os que o invocam em verdade.
Ele cumprirá o desejo dos que o temem; ouvirá o seu clamor e os salvará.” (Sl 145:18-19)
Agradeço de coração este vídeo, pois, é muito importante, que as pessoas saibam que existimos, e que outros falam de nosso trabalho.
Que Deus abençoe a ti, tua casa, bem como à obra de tuas mãos, em nome do Pai, do Filho e do Espírito Santo, amém e amém… – (apóstolo ely silmar vidal)